Cuidado, porque con quedar 24.os podría valernos. Si se meten 24 lo que no quiero quedar es 25.º. Para vosotros los récords, la virguería y la hipótesis. La decepción del sueño devenido pesadilla. El anticlímax del casi. La victoria moral. Las proyecciones y extrapolaciones y la perpetua hecatombe del porcentaje. La miseria del experto. Sacar a un mediocentro, celebrar antes de tiempo, pegarla al palo.
Yo lo que quiero es ganar Copas de Europa. Para vosotros los debates y las pieles del oso que nunca cazasteis. En nada es superior el vikingo a cualquier otro tipo de hincha. En casi todo se parecen: yendo dos abajo calculamos cada cuántos minutos sería conveniente marcar para no irse al rinchi. Cada diez, cada cinco minutos. Cada siete segundos. En algo se diferencian: el Madrí con frecuencia cumple los plazos por absurdos que resulten. Se confía hasta el final. Tiempo añadido, 6 minutos.
Lo digo porque veo saliendo de sus tumbas a los muertos de permiso, y detesto ver a mis semejantes haciéndose daño. Cuidado, no vaya a ser que nos dé por ganarla. Solo tenemos 23 equipos por delante, una proporción que haría feliz a cualquier madridista con el colmillo seco. Si se puede se debe. Guardad el champagne. Somos el Real Madrid.
