Hay 33 relatos en Púgil con bombín. Los once primeros están aquí y los once centrales aquí. Estos son los once últimos:
Muerte de P estuvo a punto de llamarse La perla del Báltico. De alguna manera está enlazado con El duelo y con La ausencia. La pena puede ser tan hermosa…
Los recuerdos de Arati Nakawa condensa una historia detectivesca que creo que habría gustado Philip K. Dick. Acabo de caer en la cuenta de que el profesor Garnius no existiría sin Hannibal Chew. Quién tuviera un mono roba-cerebros.

De cómo Sir Archibald mató al dragón (y este a su vez lo mató a él) le debe la puesta en escena a El maravilloso mundo de los hermanos Grimm, y es una contrafigura de Alonso Quijano: cambia quimera por conocimiento pero termina en las mismas.
Gótica 6 tiene un registro totalmente distinto a El señor Spider (que a su vez emparenta con La mano) pero tiene el mismo protagonista: una casa que mata. Ah, Flambeau se lo robé a Cherterton.

El duelo a punto estuvo de dar título al libro, pero ahí el doctor Cremades estuvo perspicaz. Representa, en todo caso, el meollo de Púgil con bombín. No cabe hablar de él; solo leerlo.
Solo tengo diez minutos no es, como parece, un relato inacabado, pero hay quien no encuentra el espíritu de la montaña… Se trata de leer con atenta calma.
Me resulta muy especial Hacha de tala. No me gusta la literatura autorreferencial pero Hacha de tala lo es. Y el relato dentro del relato esconde alguna sorpresa, por cierto, que no me consta que haya sido descubierta. En cuanto a tuétano del libro, forma pareja El duelo.
De un hombre pobre fue publicado en este blog. Es un homenaje casi plagiario al Siddharta de Hermann Hesse.
El coleccionista trata la única grandeza posible: la de las cosas nimias. Solo cabe poner el alma en lo que el ocaso se llevará de un soplo.
La clave de La ausencia me llegó en un escalofrío. Acaso el tema haya sido tratado pero Eduardo le da otra vuelta de tuerca.