Al incauto lo camelan a la ida y a la vuelta. Conviene, por tanto, permanecer alerta.
Se vienen roedores sobrepujando regalas, o sea, las ratas van a empezar a saltar del barco como un solo hombre.
Una tara del hombre común (es decir, del hombre honrado) es la incapacidad de imaginar hasta dónde puede llegar la depravación cuando esta se desata, la velocidad a la que el escándalo de hoy hace sombra al escándalo de ayer.
Corremos el riesgo, por tanto, de que nos la claven hasta en la retirada.
Durante las próximas semanas vamos a ir viendo desfilar todo tipo de rostros contritos, de ojos en blanco y cómo-pudiste-hacerme-esto-a-mí. De tipos que a las cinco de la tarde no han tenido tiempo de comer, pobres. Piensen en Chivite: su primera lágrima no había tocado el suelo cuando su nombre ya comenzaba a sonar como parte y no solo como juez.
Llegará el momento, por insólito que parezca, en que Mahesú vuelva a poner en práctica sobre su propio esternón todo lo que aprendió viendo Gorilas en la niebla, pero esta vez de fingida estupefacción y no de apoyo incondicional.
¡Ese será el momento de estar atentos! Porque mal está irse de lumis con nuestro dinero, pero al fin y al cabo el drogadicto putero y ladrón cuenta con una naturaleza de babosa contra la que poco se puede hacer y que ni él mismo oculta, pero hay algo intrínsecamente nauseabundo en hacerse el estupendo rajando del amigo caído en desgracia cuando lo único que uno ha hecho hasta ese momento es reírle la gracia al putañero.
Conviene recordar entonces, por mucho que Gracita Bolaños o Yoli Tenacillas se hundan el esternón entonando el «por su culpa, por su culpa, por su gran culpa» que no, que la culpa es suya de ellos, que lo sabían todo y lo saben todo, y que lo que deploran no es la iniquidad del colega sino que lo hayan pillado con el carrito del helado. Que esta banda tiene menos principios que la propia camorra, porque al menos ellos le llevan una tarta con limón al compañero enchironado y no lo dejan caer como las lápidas blanqueadas que pululan por Ferraz.
P. S.: De la podre, resultaron ser el partido de la podre y no de los pobres. Veleidades de la paronomasia.
