¿Existe el PP?

Yo tengo la plena consciencia de que el PSOE existe. Y además es uno y no trino, ni siquiera hay un viejo y un nuevo PSOE: al que opina lo expulsan. Sé que el PSOE existe porque es el partido que considera aliados políticos a los etarras (¿se puede dejar de ser etarra si se sigue estando orgulloso de los asesinatos?) y a los prófugos de la justicia. Es el partido que tiene mejor opinión de Otegi que de Ayuso, el partido que ha logrado que haya en España ministros comunistas y que, de la mano con ellos, excarcela a violadores.

Uno puede tener mejor o peor opinión de los terroristas y de los violadores, pero lo impepinable es que el PSOE existe.

Ahora bien, ¿existe el PP? Fotos, no palabras:

¿Echan de menos a alguien? Pero no dejemos pasar la oportunidad de un curso acelerado de lenguaje corporal: Abascal cabalga hacia el atril mientras en su mente suena la música de Bonanza. Yoli trae el Sóviet al siglo XXI: un Sóviet que se contonea. En cuanto al amado líder, observen ese brazo tieso. Caminar con el brazo tieso es patrimonio de los sombríos. El tipo es carne de novela de Blasco Ibáñez

El PP consideró oportuno repetir la ingeniosa maniobra que ayudó a Arenas a NO gobernar Andalucía y NO asistió al debate previo al 23-J.

Pero no se vayan todavía, que aún hay más. En 2008, cuando Mariano Rajoy pronunció aquello de «Si alguien quiere irse al partido liberal o al conservador, que se vaya», dejó claro que cualquier rastro de principios, pensamiento o tradición política se iba por el sumidero de Génova, quedando, a juzgar por la rapiña impositiva de los ministros peperos, una socialdemocracia CUNEF, un PSOE con mocasines. Por cierto, foto de Rajoy:

A la derecha de Soraya. El de las asas

¿Quieren más? Vayamos con Almeida, el alcalde de los madrileños colchoneros, que lo mismo promete libertad para los conductores que amplía las prohibiciones. Almeida encarna perfectamente aquel PP que encargó a Gallardón una ley que tratara al aborto como lo que es para luego tirar a ambos al olvidadero de la historia.

Almeida es el socialdemócrata (el Atleti es la socialdemocracia esencial) que saca peores resultados que Ayuso, que sí existe y sí es liberal, pero como en el PP no hay más que atriles vacíos y escaños con bolsos, nadie se da cuenta de que por donde se le están escapando los votos es por la derecha y no por la izquierda, porque la izquierda odia al PP y todo lo que representa(ba), y estima conveniente la expulsión de Nicolás Redondo, porque hoy ―y convendría que comenzáramos a entender esto― el votante medio del PSOE se siente mucho más a gusto al lado de una serpiente que de un charrán.

Así las cosas, al PP solo le queda un obstáculo para abrazar la más completa inexistencia y se llama Isabel Natividad (comunismo o libertad), pero si en Génova se muestran fieles a sus tendencias suicidas y logran hacerle a Ayuso un gallardón como ya intentó Casado mientras Almeida le sujetaba los puñales, entonces al fin podremos atisbar el fin de las dos Españas, porque ya solo habrá una, una España comunista y antiespañola con unas mechas, eso sí, como Dios manda.

P. S.: No sé si conocen el hecho, pero es para conocerlo: cuando tenía cuatro años, a Yolanda Díaz le besó la mano ¡Santiago Carrillo! Tienen ustedes una vicepresidenta con una mano incorruptible y quizá lo ignoraban. Dice Yoli que se sintió impresionada, sin duda porque con cuatro años tenía un conocimiento profundo de la historia (no de Paracuellos) y comprendía la trascendencia del momento. Allí nació, por lo visto, su vocación política. Lo que no cuenta, quizá por modestia, es que el besamanos fue tan impactante que los cuatro años se le agarraron a la laringe y allí se le quedaron.

P. S.: La foto original es de Cati Cladera para EFE.

Sánchez y Mbappé, mejor cuanto más lejos

¿Recuerdan aquella potencial pareja a la que pretendieron y que nunca les dejó las cosas claras? ¿Recuerdan aquel amigo a quien mandaron a pastar cuando constataron que la amistad era unidireccional? ¿Han conocido alguna vez a algún verdadero narciso, un total sumidero de tiempo y atención? Seres cuyo comportamiento no entendemos porque, mientras cada cual teme la soledad, la muerte o cruzarse con el Madrid en Champions, ellos se dedican exclusivamente a huir de la indiferencia de sus congéneres. Humanos cuya única aspiración, más allá de cualquier ética o programa vital, es estar en el candelero. Vivir en el candelero.

Seres con un aspecto muy similar al nuestro, pero que en lugar de agua u oxígeno necesitan atención para sobrevivir.

Mal que me pese, el factor psicológico es siempre más explicativo que el político, el sociológico o cualesquiera otras razones de nuestros actos.

El pasado 28 de mayo el PSOE cosechó un sopapo electoral considerable. Al día siguiente y de forma sorprendente, su amado líder convocó elecciones (saltándose la Constitución, por cierto) para el 23 de julio; un espaldarazo para la industria turística. Inmediatamente toda la atención de los medios fue para él.

El pasado 10 de junio el Manchester City ganó su primera ―y esperemos que última― Copa de Europa. Dos días después Kylian Mbappé comunicó al PSG que no continuaría más allá de su contrato actual (junio de 2024). En los mentideros futbolísticos dejó de hablarse de otra cosa, incluso de Haaland. Incluso de la capacidad celebrística de Grealish.

¿Ven el paralelismo? Sufre innecesariamente quien se devane los sesos buscando la estrategia política detrás del adelanto sanchil. Camina por senderos tortuosos quien pretenda interpretar la carta del veleidoso parisino. Sánchez adelantó las elecciones porque era la única manera de robarle el foco a Ayuso. Sustituyan Ayuso por Haaland y tendrán el móvil de la carta de Mbappé.

El paralelismo de los comportamientos ayuda a dilucidar personalidades, explica sus hechos futuros y desde luego deja una conclusión urgente: tan irresponsable sería dejar el Gobierno de España en manos de uno como traer a la delantera del Madrid al otro. Es cierto que el 7 es infinitamente mejor en lo suyo que el socio del partido de los etarras; no ya como presidente, cargo en el que es aun menos de fiar que Rajoy, sino como candidato electoral: nunca ha conseguido igualar los 125 escaños de Almunia, y solo Iglesias, Largo Caballero y Prieto lo hicieron peor. Bonitos espejos en que mirarse.

Pero no es menos cierto que la infelicidad persigue a quienes rodean al narciso, por bueno que sea en lo suyo. Observen a Eco en la pintura de Waterhouse que abre esta entrada: desesperada por la indiferencia del imbécil de Narciso, que se permitió el lujo de reírse de ella, la ninfa terminó sus días en una cueva eludiendo el contacto humano. Pues bien: Eco somos nosotros si no nos libramos de esa doble amenaza.

Y es que a Mbappé solo le importan la Copa de Europa o el balón de oro en la medida en que lo convirtieran en ojo de huracán. Como de momento no lo necesita, le importan un rábano. Y qué decir del azafrán de la paella, el Hilarión de La verbena, el caudillo de Tetuán. No es que le parezca aceptable negociar con terroristas, que le parece, es que nos anexionaría a Rusia si le prometieran ser gobernador vitalicio; daría un brazo ―de su mujer, me temo― por ser un centímetro más alto que el rey. Ojalá no le votara ni el autor de su tesis.

P. S.: Afrontemos el futuro a la inversa, desde el optimismo: imaginen librarse en menos de un mes del triple lastre de Hazard, Asensio y Sánchez. Imparables.