Como veo cierta confusión, voy a poner a vuestro servicio mis nociones de C. Políticas para explicaros la situación:
1. Han ganado los que han quedado terceros, los que hablan rapeando. Los demás han perdido, incluidos los que han quedado primeros.
2. Los resultados se comparan con los anteriores, salvo en el caso de los que han quedado cuartos, que se comparan con unas encuestas hechas a voleo.
3. Las mayorías absolutas son malas, pero el pluralismo tampoco parece gustar mucho.
4. En un día pueden votar 25 millones de personas y sus votos pueden ser contados en tres horas, pero hacen falta dos meses para que 350 personas elijan al delegado de clase.
5. El único que reconoce estar decepcionado es el que ha quedado quinto en votos y octavo en escaños. A él le cobran más caros los escaños. Puedes pensar que dividir el número de votantes entre el número de escaños sería lo más fácil, pero en política ni lo más fácil ni lo más razonable tienen buena reputación.
6. Si piensas que tu voto vale menos que otros piensa que en realidad puede que no haya valido nada: en 2011 casi dos millones y medio de votos se fueron al limbo por obra y gracia de las circunscripciones y el reparto de los restos.
¿Que quieres cambiar la ley electoral? Funda un partido político y gana las elecciones. Cuando las hayas ganado, piensa que lo has hecho gracias a esa ley electoral. Si entonces sigues queriendo cambiarla es que no eres un verdadero político.