There will be haters

Estamos aquí. Tenemos Twitter. Somos propensos a enfadarnos. A indignarnos. A sentirnos ofendidos.

Decimos situarnos en las antípodas de ultraconservadores y puritanos, pero en realidad somos ellos. Somos la Inquisición, la Stasi, el macarthismo y la censura franquista. Porque esto no va de defender unas ideas u otras; va del placer de fingirse ofendido y crucificar al ofensor. Somos hijos del pensamiento blando y la mojigatería, y nuestras herramientas son la dictadura de la mayoría y el insulto. Nos gustan mucho «homófobo» y «sexista», pero nuestro favorito es «fascista», que vale para todo. No sabemos muy bien quiénes fueron los fascistas, pero la palabreja nunca falla.444A veces no entendemos muy bien lo que leemos, como nos pasó con este tuit de Pérez-Reverte, pero llamar fascista a Pérez-Reverte nunca está de más. El tío no para de leer, el muy cabrón: leer un poco ya es malo, pero leer mucho equivale a segregacionismo cultural.

Así que ten cuidado con expresar tu opinión porque estaremos vigilando. Nos basta con que trates ciertos temas o utilices ciertas palabras, o que no las utilices, o que recurras al masculino plural inclusivo (típico de falócratas patriarcales).

Ah, y no te molestes en defenderte. Nosotros no debatimos, solo condenamos. Defenderse no  le sirvió a Sócrates ni a las brujas de Salem ni a los diez de Hollywood ni a Servet ni a Castiello y no te servirá a ti, maldit@ cerd@ fascist@.

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